Ella...
atrapada en una esquina,
cierra los ojos y se abraza,
se retuerce de frío.
Piensa...
que le echa de menos,
que sigue oliendo cada poro de su piel.
Recuerda...
el olor de su sexo,
las cosquillas al resucitarse y no entenderlo.
Extraña esos versos genuinos,
extraña esos besos matutinos.
Ella... que no creía en el amor,
se pellizca para despertar,
dejar de soñar,
pide en silencio su guitarra,
y a él le dedica esta canción.
atrapada en una esquina,
cierra los ojos y se abraza,
se retuerce de frío.
Piensa...
que le echa de menos,
que sigue oliendo cada poro de su piel.
Recuerda...
el olor de su sexo,
las cosquillas al resucitarse y no entenderlo.
Extraña esos versos genuinos,
extraña esos besos matutinos.
Ella... que no creía en el amor,
se pellizca para despertar,
dejar de soñar,
pide en silencio su guitarra,
y a él le dedica esta canción.
1 comentario:
buf, qué poema más brutal... no podría ser más claro.
Publicar un comentario