-Tengo que decirte una cosita importante,
pero no puedo, pero yo quiero.
-Te estás poniendo colorada como un tomate,
¡grita! yo siempre digo lo que pienso.
-Si tú supieras la vergüenza que me da...
-Soy yo... ¿qué no me podrías contar?
-Precisamente... ¡eres tú! apenas te puedo mirar.
-De mí te puedes fiar.
-Me pareces tan especial...
-Continúa... esto me empieza a gustar.
-Necesito decirte una cosa importante:
Tengo el corazón del tamaño de un guisante.
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